“La Creatividad es la Inteligencia divirtiéndose”
(A. Einstein)

A poco que se esté atento a cómo habla la gente de forma habitual, se puede oír como la gran mayoría de las personas se expresan obstinadamente en pensar y tratar como “problema” cualquier contratiempo o inconveniente que ordinariamente la vida nos depara por el mero hecho de estar viviéndola. Perder el autobús, el teléfono o la cartera, llegar tarde, el que el otro no me entiende, pasar un examen o una entrevista de trabajo, tener que estudiar, hacer dieta, romper (o no) una relación, donde ir de vacaciones (o no tenerlas), cualquier cosa que nos impulse a perturbar nuestra zona de confort lo vivimos como problemas porque de inmediato pensamos que: “…tengo un problema”, “Hay un problema…”, estimulando así a que nuestro organismo dispare instintivamente el estado de alarma para responder al desastre, estado de estrés que, paradójicamente, inhibe nuestra capacidad de pensar cómo solventar eficazmente cualquier imprevisto.

Del mismo modo que un niño aprende a hablar oyendo constantemente lo que dicen los demás, nosotros aprendemos expresiones que problematizan los acontecimientos más usuales y cotidianos, generando de ese modo el patrón de percibir la vida como una competición para ver quién colecciona más problemas y, de paso, quién es más eficaz resolviéndolos. Esa es la clave: saber resolver, ¿y qué pasa si no sabes?, de repente la autoestima se baja a lo más profundo del subsuelo arrastrando con ella hasta la más mínima certeza de ser capaz de zanjar el asunto que nos tiene embrollados.

Es cierto que en el colegio se aprenden fórmulas y teoremas que resuelven cada problema planteado para el estudio de las matemáticas, y es así, precisamente, como se entrena y desarrolla la inteligencia lógica-matemática, pasando desde las incógnitas más sencilla,-sumar dos y dos-, a las más complejas,-raíces cuadradas y logaritmos-, hasta que, prácticamente, uno tiene que hacer un acto de fe y creer ciegamente en que la operatividad de sus fórmulas es irrefutable, para lo cual no basta con conocerlas sino, además saberlas aplicar específicamente al problema pertinente. ¡Casi nada! . Con este panorama instalado en nuestro inconsciente no es de extrañar que uno se auto incapacite frente a los “problemas”. Por eso sería muy útil que pusiéramos algo de orden y concierto en nuestra mente y empezando por preguntarnos: ¿Qué tiene que ver las fórmulas matemáticas con las vicisitudes de la vida cotidiana? ¿Cuáles de aquéllas son realmente operativas en el momento de reconducir mi vida?, y por otro lado ¿Es lógico que tengamos que problematizar cualquier reto que la vida nos presenta? ¿Es útil? ¿Para qué?

Hablo de los ‘problemas matemáticos’ para acentuar cómo hemos llegado a generalizar el concepto para casi todas las situaciones que interfieren de alguna manera en la ejecución de nuestras metas y objetivos, cuando, posiblemente, se suelan tratar de las averiguaciones propias del proceso en cuestión, de tal modo que, por ejemplo, si he de tomar un avión a las 7h tendré que madrugar si quiero subirme a él a tiempo, es sencillamente un requerimiento y no un problema, a no ser que yo me empeñe en convertirlo como tal, claro está.

Cabría considerar con cierto rigor que todo aquello que en la vida cotidiana lo bautizamos como “problema” no siempre cumple los requisitos del originario matemático. Me refiero a que éste permite utilizar varias fórmulas para obtener siempre el mismo resultado, cuando, en lo referente a humanidades, se requieren tantas fórmulas para tantas y cuantas soluciones se puedan generar, de tal modo que cada persona adopte la que más le interese en un momento dado, y no necesariamente para siempre ni para todo a partir de entonces ni mucho menos para todo el mundo. En este contexto, en el que cada persona es una variable en si misma dentro de la ecuación, carecen de utilidad considerar irrefutable el pensamiento matemático como única vara de medir y aplicar la lógica. De la misma manera que no tiene sentido sumar peras con manzanas, tampoco ayuda gran cosa considerar un contratiempo o dificultad con un ‘problema’ porque nos induce a aplicar los cañonazos para matar moscas.

Nos hemos acostumbrado a vivir la vida como un campo de minas-problemas y en lugar de ver retos y nuevas posibilidades que estimulen nuestra mente creativa-adaptativa, ésta se ve ahogada por el temor, y uno no se da cuenta de que está viviendo y respirando la cultura del miedo que nos genera incertidumbre y desconfianza, sintiéndonos permanentemente amenazados, volviéndonos excesivamente vulnerables temiendo que la ira de los dioses del Olimpo se desate ante nuestra incapacidad de zanjar situaciones de infortunio que no teníamos previstas. Así como un guijarro rodando incansablemente por la ladera de la montaña nevada acaba siendo una gran bola de nieve, el estar pensando en que cualquier contratiempo cotidiano es un problema, convierte nuestra vida en un enorme problema.

“El inteligente resuelve problemas,
el genio los previene y el sabio los evita.”
(A. Einstein)

Hay personas especialmente hábiles en resolver problemas, incluso llegan a plantearlos con tal de tener la oportunidad de probar tal pericia. Otras, en cambio los evitan porque, a fuerza de vivirlos en primera persona han aprendido a verlos venir, lo que aprovecha esta ventaja para escoger vías alternativas evitando así el posible desastre, son los generadores de ‘no.problemas’. El ‘no.problema’ es la otra opción que educa y entrena a nuestra mente a explorar nuevos caminos que nos mantengan a salvo de caer en el tan temido abismo de los ‘tengo-la-obligaciónde-resolver todos los problemas-si-no-quiero-quedar-como-un-estúpido’. Para evitar un problema primero tienes que pensar en él, -lo mismo ocurre si estás orientado a la solución-, generar un ‘no.problema’ es el resultado de haber entrenado a tu mente a mantenerse a salvo de toxicidades innecesarias. Del mismo modo en que cuidamos que los niños aprendan a alejarse de los lugares peligrosos, al tiempo que les guiamos por caminos de confianza, ¿qué nos impide usar este mismo patrón para salir mejor parados de una situación aleatoria, – ni deseada ni esperada-, sin perjudicarnos, anulando automáticamente la tentación de responder a provocaciones beligerantes que nos pueden enclavar en un mundo absurdo y desatinado?

Podríamos empezar a habituarnos a llamar las cosas por el nombre que mejor se ajusta a la definición de los acontecimientos, es la parte de la lingüística que nos provee de manera eficaz para descubrir los molinos que los gigantes nos impiden ver. Algunos de los enredos en los que con mayor frecuencia “vivimos” como problemas, y que son grandes aliados para descartar situaciones estresantes, son entre muchos otros:

  1. Complicación requiere simplificar en pequeños fragmentos.
  2. Contrariedad requiere enderezar la situación y flexibilizando sin necesidad de renunciar.
  3. Contratiempo requiere reconducir en el contexto temporal armónico.
  4. Dificultad que requiere la acción de hacer validar tus facultades y/o adquirir nuevas.
  5. Dilema/Conflicto aprender a decidirte y decantarte por el camino más conveniente para ti. Requiere negociar con uno mismo en cada momento.
  6. Inconveniente requiere contextualizar para actuar convenientemente.
  7. Interferencia requiere re-sintonizar tu idea con la realidad del mundo que te rodea para conseguir hacerlo posible.
  8. Obstáculo requiere de las habilidades del pensamiento estratégico.
  9. Revés requiere enderezar la situación en la dirección y el orden correctos.
  10. Traba requiere serenidad y paciencia para “desenredar”, desenmarañar lo que está retrasando el proceso.

Pensar en ‘no.problemas’ significa dejar de torturarte exigiéndote encontrar soluciones a todo, pensar en ‘no.problemas’ requiere estar orientado a la indagación, la exploración y al sondeo de diferentes acciones para seguir avanzando, indistintamente del resultado, no se busca tanto el “acertar” como un golpe de suerte, sino de aprender durante el proceso lo que el proceso te va mostrando. La mente, entonces, se siente libre para re-significar aquello que emerge en cada fase del proceso y utilizarlo a tu favor, no se trata, pues, solamente de evitar problemas sino de pensar de manera diferente.

“Lo que es correcto no siempre es popular y
lo que es popular no siempre es correcto.”
(A. Einstein)

María A. Clavel Álvaro Socia
Didacta (0058) y Formadora de la AEPNL (2002)
Tl. 963 925 917
www.escoladevida.com

Título:
Estrategias con PNL; Modeling Genius

Autor/es:
Esteban Cuellar

Fecha:
2010-10-17

La imaginación nos puede permitir llegar donde nuestros sentidos no pueden. Albert Einstein.

La PNL se enfoca en la estructura de la programación mental, básicamente en el proceso de pensamiento de una persona más que en cualquier otro producto de su programación.

La PNL en esencia surge del Modelado de tres grandes psicoterapeutas (1970),  en un segundo momento de su historia (1990) de la mano de Robert Dilts, ha modelado a personas que usaban muy bien su biocomputadora, considerados Genios; como Einstein,, Leonardo Da Vinci, Mozart o Sherlock Holmes. Como muy bien explica Robert Dilts en su compilación deEstrategies of Genius, Metapublications, 1994.

Según Einstein: su sentido espiritual o misión y propósito es el recurso y la motivación para un mayor desarrollo de la ciencia. Según el modelo P.O.P.S de la PNL; las Pruebas serían los valores y creencias finales, y las Operaciones serían la ciencia y la tecnología. Como Einstein en la frase superior en cursiva, la PNL piensa que el proceso de pensamiento diario no es más que la estimulación y reactivación de la experiencia sensorial. Pienso que si queremos ir más allá podemos usar el recurso de la imaginación y también podemos usar usar estrategias para desencadenar los procesos creativos de la mente.

Muchas de las aproximaciones de la PNL al estudio de la mente son muy parecidas  y han sido influidas por la ciencia de la Inteligencia Artificial, más en concreto al funcionamiento de un ordenador. De hecho, la terminología de la PNL en muchos sentidos se ha visto influida en su creación gracias a los códigos lingüísticos y  las matemáticas.

En este sentido, una “estrategia mental” es como un programa de ordenador; el programa te dice qué hacer con la información que te da y como puedes usarla para diferentes tipos de operaciones. Un programa le dice a la computadora: “coge este  trozo de información y coge este otro y añádelos juntos en forma de pregunta, en ese determinado compartimento de la memoria”. El programa es diferente al tipo de información que puede procesar,  no le importa qué tipo de información y en qué cantidad está procesando, ni dónde lo está moviendo.

Algunos programas son más eficientes que otros; algunos te permiten guardar y disponer de la información más rápido que otros; algunos son capaces de coger grandes cantidades de información y reducirlas a trozos más pequeños; otros programas han sido diseñados para convertir la información en imágenes  o para encontrar patrones y palabras de determinada manera dentro de la propia información.

Hay varios tipos de estrategias que podemos modelar con la PNL: las Micro- Estrategias, serían como la estrategia que utiliza un individuo para aprender un número de teléfono o los procesos cognitivos para recordarlo; las Macro-Estrategias, parecido a modelar el “éxito” o el “Liderazgo”; y las Meta- Estrategias,  que sería básicamente como un sistema de preguntas para inducir a un cliente a encontrar sus recursos internos, como se hace en terapia o en coaching, o una estrategia para detectar las estrategias de los genios o deportistas de élite que marcan la diferencia. Toni Nadal dice que: “la diferencia que marca la diferencia es el trabajo duro”. Encontrar una estrategia para poder modelar cómo un deportista como Nadal trabaja duro, y una estrategia para hacer un modelo de esa estrategia y enseñárselo a un adolescente que quiere llegar a ser campeón.

La mayoría de estas estrategias las usamos a diario por nuestra propia naturaleza y potencial  de nuestro cerebro y sistema nervioso, pero gracias a la tecnología PNL podemos hacerlas conscientes y utilizarlas para entrenar a otros para que sean más eficaces.

Lo mismo sucede con las estrategias en la mente humana. Por hacer una analogía , las estrategias son el software mental que usa la biocomputadora del cerebro. De alguna manera, la computadora más potente del mundo es una que está encima de tus hombros y entre tus orejas. Como dice el fundador de la PNL; Richard Bandler, cuando bromea sobre el comportamiento humano, el problema con nuestro cerebro es que no viene con manual de instrucciones, y el software en algunas ocasiones no es demasiado amigable, de hecho a veces hace que nos comportemos como no querríamos hacerlo. Pero para eso dice que hay una explicación muy sencilla: “y es que como el planeta está ligeramente inclinado sobre su eje, a veces nuestra mente está en la mente de la persona que tenemos al lado, por ese motivo hacemos cosas que no queremos hacer”.

El objetivo de la Psicología, y en particular de la PNL, es el desaprender y luego volver a aprender más sobre el lenguaje de programación de nuestro cerebro, sobre cómo funciona el sistema nervioso que es dirigido por esos procesos, de manera que podamos comportarnos de manera más eficaz y elegante, y sobre todo sin perjudicar a los demás, o como decimos más ecológicamente.

La esencia de la PNL en este nivel de optimización de estrategias y mejoras comportamentales se llama Modelado. Gracias al modelado o aprendizaje por observación, podemos aprender de otros “Softwares” de personas con grandes resultados como Albert Einstein, Rafa Nadal, Toni, su entrenador, o Guardiola; personas que han aprendido a usar muy bien su computadora, y a ayudar a usar la suya a otras personas y equipos.

Esteban Cuéllar Hansen, artículo resumido y actualizado en 2010 sobre la presentación hecha en la presentación a Didacta para la AEPNL en 2007.