La PNL se inició en Estados Unidos a mediados de los años setenta cuando el profesor en gramática transformacional, John Grinder, y que por entonces ejercía de profesor asistente en la Universidad de California, y el estudiante de Psicología en dicha Universidad, Richard Bandler, empezaron a estudiar a cuatro de los mejores terapeutas del momento,
Frank Pucelik: también co-creador de la PNL, colaboró en el comienzo hasta el año 1975, cuando se creó la PNL, entonces llamada META. Él era el responsable de un equipo de investigación, formado por 20 personas aproximadamente.
El interés de Grinder y Bandler residía en descubrir y modelar los enfoques que utilizaban estos terapeutas y otros a los que también admiraban. A pesar de ser expertos en el cambio, estos terapeutas no eran capaces de explicar exactamente cómo lograban sus éxitos.
Al desarrollar este punto de vista sobre el modelado, descubrieron procesos que afinaban sus métodos de estudio.
Por ejemplo, observaron que sus sujetos tenían métodos sutiles, a veces prácticamente imperceptibles, para establecer sintonía o rapport con sus clientes mediante el lenguaje y la imitación de movimientos y conductas. Grinder y Bandler fueron capaces de utilizar estas técnicas para potenciar su propio rapport con futuros modelos de excelencia y acelerar así su proceso de aprendizaje.
Como resultado, nació un nuevo modelo que opera sobre el proceso y la forma de comunicación, en lugar de sobre su contenido. Esta es la base de la PNL. El modelado o la habilidad de aprender el Metamodelo (Meta, prefijo de origen griego que significa “más allá”, “más arriba”) es el arte de formular preguntas clave para averiguar qué significan las palabras para un individuo determinado. Gracias a ello, se puede conseguir información específica de gran calidad.
Lo complementario del Metamodelo lo encontramos en el modelo de Milton, que recibe su nombre de Milton Erickson. El modelo de Milton es el arte de utilizar un lenguaje deliberadamente vago para que el receptor tenga libertad de conferir su propio sentido a las palabras que pronunciamos. Ambos modelos proporcionan habilidades necesarias para una Comunicación de Excelencia.