CUENTOS QUE CURAN

Taller de metáfora terapéutica

 

Bernardo Ortín Pérez

Socio Didacta de la AEPNL

Dr. Filosofía y C. Educación.

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RELATO. PENSAMIENTO VISIBLE

 

El órgano con el que más he comprendido el mundo es el ojo

                                                                                   (Goethe)

Tengo que dejar de asaltar bancos. Esta última vez casi me cuesta un ojo. También fue por no controlar bien la dinamita… y por ir con prisas.

En realidad no fue así, me herí el ojo izquierdo en una incruenta batalla de navíos de alto bordo, me falló la pistola contra los más de cien asaltantes a mi barco pero la espada no falló, se portó como buena y di destino de muerte a más de ochenta de ellos, pero me acorralaron el resto y un cuchillo logró alcanzarme.

También podría ser que en una pelea callejera salvé a una hermosa muchacha de las garras de una jauría de ladrones de bolsos…

O que fue ojeando un libro y la esquina de una página me rasgó la córnea…

O podando un árbol, con una ramita imprevista y traicionera…

La cuestión es que he estado tres días con los ojos cerrados por culpa de la lesión y he observado algunos cambios. En primer lugar, he logrado más matices en el resto de los sentidos. Mi oído se afina, puedo diferenciar mejor las distancias de la fuente de cada sonido, también la localización desde la que vienen.

Percibo mejor los sonidos simultáneos: zumbido de motores, coches a distintas distancias, voces… En este caso puedo matizar la emoción del que habla, gente que lo hace lloriqueando, como si no le hubieran dejado hacerlo cuando era niño, amenazas veladas detrás de voces corteses, guiños agresivos tras voces amorosas, peticiones de socorro veladas entre voces que dan los buenos días educadamente.

Los sonidos transportan códigos emocionales.

Se instaló en mi pecho una sensación que me induce a vigilar, era un dolor vivo, de alarma, quizá para que no descansara del todo, quizá para avisarme de que no podía descuidarme y sufrir otra lesión porque eso sería demasiado. Sentí cierta molestia en la parte izquierda de la garganta y me asustó que fuera un catarro.

El olor de la comida me cierra el apetito, como si comer implicara una digestión en la que no puedo emplear energías. Algunos sabores de comida me repugnan, tengo en la parte superior de la nariz una sensación de asco aversivo hacia la comida. El ayuno me resulta más equilibrado, más asequible, más coherente con la situación.

Antes del episodio tenía una jaqueca incipiente y tenaz que se pasó después del accidente. También desapareció cierta tensión muscular en la nuca que durante los días de ceguera se ha trasladado a media espalda. Creo que he cambiado la orientación de la cabeza de un modo más erguido para escuchar mejor, la respiración es más suave, menos sonora, seguramente es para lo mismo, para no estorbar la escucha de eventuales peligros.

Me siento como un animal herido en su cueva. Intentando descansar y a la vez, vigilante por su precariedad defensiva. El tercer día después del accidente pensé que la vida tenía muchas necesidades construidas, inducidas y superfluas, muchos aspectos que consideramos imprescindibles, que se podrían reducir y a veces anular.

La solidaridad de los ojos hacía que si intentaba mover el ojo bueno se moviera el otro y eso reavivara la herida y el dolor. Por tanto era mejor cerrar ambos y funcionar sin visión, de momento. El paso de los tres días sin ver prácticamente nada me hizo consciente de cómo era existir sin hacer nada o casi nada. Lo que tenía que hacer días atrás, que consideraba imposible de eludir, ahora se había convertido en un olvido progresivo y relajante. Creo que me disocié y eso me agitó un poco porque entonces ¿cuál es mi yo más verdadero? ¿El de hace tres días o el actual?

Cuando el dolor amainaba algo, mi hija pequeña me llevaba de la mano por la casa para que no tropezase, me presentó la casa de nuevo desde su perspectiva y la verdad es que la redescubrí. Sentí su velocidad de ayuda, quiero decir que iba exasperantemente lenta para mi gusto pero como lo hacía por mí no le dije nada.

También aprovechó para conducirme a su zona de juegos por si me apetecía jugar con ella, ya que otros días estaba más atareado y no le hacía tanto caso. Así que también jugué como ella quiso y me gustó, me resultó más divertido que cuando los juegos se desarrollan desde la visión “pedagógica”.

El cuarto día pude abrir los ojos, el dolor había remitido bastante y podía relajar la musculatura de la zona herida y la periférica. Por el ojo malo no veía bien, se mantenía un velo irregular que deformaba la luz y por ambos ojos sentía una gran molestia ante la luz (se dice fotofobia). Me costó medio día enfocar la vista con un solo ojo y cuando lo logré percibí un mundo plano y sin relieve, para eso sirve la visión binocular, también tuve problemas con las distancias. Tiré algún vaso al intentar cogerlo y puse algún plato en el aire creyendo que la mesa estaba debajo y no estaba lejos pero no justo debajo, la mesa digo. También tiré a una señora. Salí a pasear por la tarde y veía a la gente caminando por la calle pero no la ubicaba en el espacio, así que tropecé con algunas personas y a una de ellas la derribé.

Percibí a la gente más grande, algunas personas me asustaron un poco aunque creo que no se me notaba, parecía que se acercaban demasiado y en una tienda de ropa que entré, llegué a pensar que me rondaban. También me fijé en otras cosas como el sonido de la voz saliendo de la boca de la gente, nunca lo había visto así. Las personas parecían instrumentos. Un señor se me antojó una enorme gaita, también ayudó a esta imagen su tono de voz aflautado. También me llamó la atención cómo la cabeza brota del tronco, cual planta parlante (y quizá carnívora). Sentí desasosiego, la verdad, aunque ahora recuperaba el apetito a la carrera, necesitaba fuerzas para reconstruir la córnea (y mi inteligencia).

Estos días he pensado seriamente cómo era posible que los seres humanos nos hubiéramos hecho con el control del planeta. Es un pensamiento cómico (pero poco).

Los colores también se distorsionaron ese día, eran vivos, los sonidos chirriantes y los movimientos de la gente demasiado rápidos y ampulosos, percibí que podrían reducirse bastante si quisieran.

Pensé que si en tres días de ceguera funcional había notado semejante cambio en el mundo y prácticamente necesitaba un intérprete para que las cosas volvieran al sitio y yo me consideraba una persona normal… Bueno, no me considero normal pero ya me entienden ¿qué sería de las personas que no tienen posibilidades adaptativas al mundo, que no pueden comprenderlo o les cuesta mucho?

Siento que la realidad es demasiado complicada y que la deberíamos simplificar, que estamos demasiado vinculados al hacer y muy poco al ser o al existir y que no es que no quiera ver, pero preferiría hacerlo incorporando lo que he sentido y pensado estos días. También he pensado que trabajamos demasiado.

 

(Bernardo Ortín)

CUENTOS QUE CURAN

TALLER DE METÁFORA TERAPÉUTICA

No podemos comprender la esencia de las  cosas si no identificamos primero sus metáforas.

(Borges)

El lenguaje metafórico empleado en relatos y cuentos es, posiblemente, el recurso educativo y terapéutico más antiguo de la humanidad.

Uno de los efectos que sufren las personas que manifiestan un desorden psicológico o emocional, además del trastorno que les lleva a la consulta, es la relación monotemática y estrecha que establecen con el síntoma. Toda su vida gira en torno a la evolución o involución del trastorno, mejorías y recaídas, número de veces que se ha manifestado o por el contrario, los días que hace que no se manifiesta. Este proceso conduce al sujeto a una conexión con su desorden, que desplaza el resto de aspectos de su vida. Aspectos como las tareas a las que se dedica, en qué ámbitos de su vida es competente, qué le proporciona satisfacción o qué tareas son capaces de absorber su atención son cuestiones que la persona olvida cuando está centrada en este nuevo síntoma que dirige y coordina toda su economía psíquica.

La recuperación de estos ámbitos son esenciales para la curación. Erickson (En Watzlawick, 1992c) trató a un suicida que le dio tres meses para que el psiquiatra intentase curarlo. El tratamiento que éste le prescribió fue que, ya que quería morir, durante estos tres meses se dedicara a hacer todo aquello que no había podido realizar en su vida. La terapia fue un rotundo éxito.

Sin embargo, el lenguaje de la lógica formal no es el más adecuado para acometer estas sugerencias ya que normalmente es el que nos genera los bucles en la comunicación con nosotros mismos y contribuye a la construcción del conflicto.

La sugerencia debe dirigirse hacia la estructura profunda del lenguaje y del pensamiento de los sujetos. La terapia del consejo y de lo que la persona debería hacer y no hacer, con la mejor de las intenciones, no hará sino agravar el problema ya que el sujeto ha razonado estas cosas muchas veces y su diálogo interno circular no ha hecho más que sumirle en un estado de desesperanza aún mayor.

Un principio Zen dice que cualquier arte o conocimiento que un hombre consigue por medios externos no es realmente suyo, no le pertenece intrínsecamente; es sólo lo que procede de su ser interior lo que puede reclamar verdaderamente como suyo (Suzuki, 1996).

La importancia del lenguaje metafórico radica en su capacidad para burlar la inteligencia consciente y altamente estructurada que es la que, al final, mantiene el problema. Jeffrey Zeig (1992) apunta que la utilización del lenguaje metafórico tiene las siguientes ventajas:

1.    – Las historias no implican una amenaza para el sistema de creencias del cliente.

2.    – Captan el interés del oyente.

3.    – Fomentan la independencia del individuo, quien al tener que conferir sentido al mensaje, extrae sus propias conclusiones o emprende acciones por propia iniciativa.

4.    – Pueden ser utilizadas para eludir la natural resistencia al cambio.

5.    – Pueden emplearse a fin de controlar la relación entablada con el sujeto.

6.    – Ofrecen un modelo de flexibilidad.

7.    – Pueden crear confusión y así promover en el sujeto una buena respuesta hipnótica.

8.    – Imprimen su huella en la memoria, haciendo “que la idea expuesta sea más rememorable”.

9.    – Afectan a la dimensión físico-corporal del individuo.

 

El sistema de creencias y supuestos del sujeto acerca del problema, de su propia salud y de sus capacidades para resolver la situación están directamente involucradas en la curación. Estudios vinculados a la psiconeuroinmunología atribuyen un 40% de la resolución de un problema físico a este aspecto del tratamiento.

 

Las tres capacidades esenciales

En el fondo, toda la actividad terapéutica consiste en esta especie de ejercicio imaginativo que recupera la tradición oral de contar historias; la terapia dota de historia a la vida

(James Hillman,1999)

El poder de la metáfora no lo determina el narrador, sino el oyente y lo que su mente inconsciente hace con el relato. La metáfora pertenece al tipo de lenguaje centrado en el universo del oyente, y no en la sabiduría del relator. Lo que busca el lenguaje metafórico es provocar estímulos al sistema sensorial de quien escucha: Imágenes, sensaciones, sonidos, olores, sabores…

Suzuki (1996) argumenta que, ontológicamente hablando, puede entenderse que la cualidad fundamental de la intuición es la de llegar directamente al contacto con la realidad: La mente humana está generalmente atiborrada de ideas y conceptos. Cuando un hombre ve una flor y le asocia toda clase de pensamientos analíticos ya no es la flor en sí misma.

El lenguaje figurado ayuda a que el oyente pueda conectar con su propia intuición.

Los últimos avances de la investigación en materia de programación Neurolingüística y también en campos como la educación de la inteligencia emocional, nos muestra que, en el análisis de las funciones del pensamiento que nos facultan para relacionarnos con la realidad ha predominado excesivamente la función reflexiva y el pensamiento lógico-formal. Sin embargo, hay dos funciones más que afectan el pensamiento: la emocionalidad y la acción o exploración de la realidad. Estas dos funciones representan una ampliación del foco de la realidad necesaria para comprenderla y relacionarnos con ella.

Es interesante recordar que las investigaciones sobre inteligencia emocional empezaron a impulsarse para intentar dar respuestas a los altos niveles de violencia desatada en las escuelas e institutos de enseñanza obligatoria en los Estados Unidos entre las décadas de los 80 y los 90. (Goleman, D. 1996).

Por otro lado, los experimentos sobre educación informal, basándose en la práctica, más que en la didáctica teórica y conceptual también arrancaron de experiencias psicopedagógicas dedicadas a jóvenes sometidos a procesos de inadaptación social. Experiencias basadas en talleres, Formación Profesional no reglada, educación no formal ofrecieron la base de lo que actualmente denominamos atención a necesidades educativas especiales.

Estas adaptaciones pedagógicas suelen estar presididas por el criterio de abordar la materia desde la práctica en lugar de la exposición de contenidos teóricos.

Por otro lado, las funciones básicas del pensamiento son tres:

·         Reflexión

·         Emoción

·         Exploración-acción

En el caso de la educación emocional es muy importante el ámbito de la acción y la experimentación.

La magia de los cuentos y su larga pervivencia a través de los siglos radica en la combinación de estos tres factores. En este caso, las tres funciones del pensamiento vienen simbolizadas por el Rey, el Héroe y el Hada  (Brasey y Debailleul, 1999).

El Rey representa la reflexión, vigila que todo esté en orden en su reino para que las semillas crezcan y den fruto. Encarna la función de la inteligencia abstracta, de la autoridad y de la decisión. Está encargado de dar la señal de alarma frente al desorden y la carencia. El Rey formula las preguntas y las necesidades del reino. Representa el estado presente que debe ser cambiado.

El Héroe recoge la demanda del rey añade su adhesión total a la solución del problema. Aporta la emoción y presenta su disposición a experimentarlo todo, pero no puede conseguir la meta sólo con su decisión y coraje.

El Hada simboliza la fecundidad, aporta el poder milagroso de conseguir la meta. Es la representación de la acción y de la capacidad infinita de generar alternativas. Normalmente propone soluciones al héroe cuya inteligencia no comprende pero que siguiendo las indicaciones, -a menudo extrañas-, el conflicto se resuelve y las necesidades se satisfacen.

A toda pregunta verdadera y viva (Rey) corresponde una respuesta precisa (Héroe) en el infinito de los posibles (Hada).

La forma más justa de hacer la pregunta será situándola en la realidad total que incluye todas las posibilidades y potencialidades.

En este sentido los cuentos nos ayudan a vivir en volumen y a aprender a…

·         preguntarlo todo (rey – reflexión)

·         experimentarlo todo (héroe – emoción)

·         realizarlo todo (hada – acción)

El desarrollo de las capacidades de aprendizaje suelen hacer referencia a estas tres capacidades o sus equivalentes.

Capacidades subjetivas y equivalencias

Reflexionar

Hacer

Sentir

Cognitiva

Psicomotriz

Afectiva

Saber

Saber hacer

Saber ser

Conceptos

Procedimientos

Actitudes

Aplicar

Manipular

Valorar

Cabeza

Mano

Corazón

Rey

Hada

Héroe

Una doble inteligencia

Los estudiosos de la pragmática de la comunicación afirman que nuestro sistema neurológico posee dos lenguajes particulares (Paul Watzlawick, 1993).

Uno de ellos es objetivo, definidor, cerebral, lógico, analítico; es el lenguaje de la razón, de la ciencia, de la interpretación y la explicación, es el lenguaje de la mayoría de las terapias.

El otro lenguaje es mucho más difícil de definir, es el lenguaje de la imagen, de la metáfora y el símbolo, del pars pro toto(reconocimiento de una totalidad a partir de un detalle esencial), es el lenguaje de la totalidad. Es capaz de la comprensión global y holística de las configuraciones, que se enfrenta desvalidamente con lo singular y lo particular.

Como ilustración de lo que estamos diciendo, preste atención a los siguientes textos…

El primero dice así:

“La pauta general del trabajo psicoterapéutico consiste en acompañar (pacing: llevar el mismo paso), es decir copiar, aceptar y utilizar las experiencias y la conducta del paciente, y por otro lado en conducir, esto es, ayudar al paciente a lograr acceso a sus recursos personales, para construir otras experiencias o experimentar las cosas de un modo diferente del habitual. El acompañamiento verbal consiste inicialmente en describirle al paciente su conducta observable en curso, teniendo el cuidado de atenerse a descripciones sensoriales. A continuación el terapeuta comienza a describir la experiencia en curso, no observable, del cliente, utilizando las siguientes categorías lingüísticas: procesos de modelado causal lingüístico; fenómenos transderivacionales; ambigüedad; estructuras menores incluidas, y significados derivados”.

 

El segundo texto es el siguiente:

“Un día yo regresaba de la escuela con un grupo de amigos, cuando un caballo desbocado con el cabezal puesto nos pasó a toda velocidad y se metió en una granja, buscando agua para beber. De un salto monté al caballo… Como tenía las riendas puestas, logré sujetarlas y le dije: “¡Arre, arre!”, conduciéndolo a la carretera. Sabía que el caballo trotaba y galopaba. De vez en cuando olvidaba que estaba en la carretera y comenzaba a correr a campo traviesa. Entonces yo le tironeaba un poco las riendas y dirigía su atención hacia el camino. Finalmente, a unos seis kilómetros del lugar donde lo monté, dobló y entró en una granja. El granjero exclamó: “Así que la criatura ha vuelto. ¿Dónde lo encontró?”. Le dije: “A seis kilómetros de aquí”. “¿Cómo sabía que debía traerlo a este sitio?” Le respondí: “El caballo lo sabía, yo no… Lo único que hice fue mantener su atención fija en la carreterra”.

 

Ambos fragmentos explican la misma idea: El modo en que debe dirigirse un trabajo psicoterapéutico, según el psiquiatra Milton Erickson. La diferencia está en que el primer texto está dirigido a la inteligencia analítica y el segundo se dirige a la inteligencia intuitiva.

 

La psicología del pensamiento distingue, de modo similar al descrito, entre el pensamiento dirigido y el no dirigido. El primero sigue las leyes de la lógica del lenguaje, es decir, de su gramática, su sintaxis y su semántica. El lenguaje no dirigido se funda, por el contrario en los sueños y fantasías, en las vivencias del mundo interior y en cosas similares. Tiene sus propias reglas “alógicas” que se expresan en chistes, juegos de palabras, alusiones veladas…

Por su parte, la lingüística y la investigación semiótica manejan una división casi idéntica: la modalidad digital y la analógica.

Entre una palabra cualquiera y su significado sólo existe la relación establecida por un convenio tácito de que esa secuencia de signos abstractos signifique el objeto que designa (lenguaje digital). Pero existe también la posibilidad de emplear signos que tienen una relación sensible e inmediata con el significado, en cuanto que presentan una analogía o similitud. Ejemplos de ello son los símbolos de los mapas, imágenes y signos de todo tipo (lenguaje analógico). También existen palabras onomatopéyicas que responden a esta definición como chapotear, crujir, bramar…

A propósito de este doble lenguaje la Gramática Transformacional indica que el ser humano realiza dos transformaciones de la información que recibe del mundo para poder entenderlo y comunicarse con él (Noam Chomsky. En Bandler, R. y Grinder, J.: 1994 a):

–          Una primera transformación de tipo sensorial basada en imágenes, sonidos, sensaciones, olores y sabores.

–          Una segunda transformación de tipo lingüístico que intenta traducir la primera en un discurso verbal estructurado.

 

Interpretar el mundo o simplemente percibirlo

“La cultura es el movimiento del aprender, la aventura de lo involuntario que encadena una sensibilidad, una memoria y luego un pensamiento.”

(Deleuze, 1995)

Las personas en primer lugar perciben el mundo con su sistema sensorial, lo que les hace experimentar emociones y después le atribuyen el significado mediante la construcción lingüística. Podemos afirmar desde esta perspectiva, que el ser humano realiza traducciones lingüísticas acerca de lo que percibe del mundo.

Estas traducciones conforman nuestros particulares mapas del mundo y tienen un carácter provisional. De modo que nunca alcanzan a explicar todo el ámbito sensorial de la persona. En términos lacanianos diríamos que aunque se pueden satisfacer deseos concretos, nunca podemos apresar el goce, que se desplaza más allá de nuestro alcance lingüístico. Sin embargo, seguimos intentándolo una y otra vez.

La atracción que nos produce el mito del príncipe azul nos habla de esto. Las montañas que están a lo lejos poseen una tonalidad azulada. Color que se transforma en pardo conforme nos vamos acercando a ellas. En ese momento, las montañas que ahora vemos en la lejanía adoptan el color azul. Color que mantendrán hasta que nos acerquemos más. El proceso se repite indefinidamente manteniendo deseable lo que está lejano e inaccesible.

La pequeña o gran insatisfacción que nos provoca la incapacidad de explicarnos total y profundamente genera un vacío en nosotros que nos arrastra a seguir intentándolo, a seguir comunicándonos. Cuando nos hablan del estreno de una película de amor, o de cualquier otro género, no dejamos de ir a verla porque hayamos ya visto alguna de esas. Al contrario, vamos a verla para ver si en esta ocasión podemos acceder a ese núcleo duro de la estructura profunda y llenar ese vacío. En una ocasión le preguntaron a Visconti sobre la película suya que más le había gustado a lo que él contestó: -Una que soñé ayer.

Gran parte de los problemas comunicacionales e incluso muchas construcciones depresivas se gestan en intentos de traducción de lo sensorial a lo lingüístico, ya que las personas vamos atribuyendo significados a lo que sentimos y ello depende de la eficacia de nuestro procedimiento de autoconocimiento y autogobierno.

Lacan abunda en esto cuando establece tres registros de comunicación y elaboración de la realidad: El Imaginario, el Simbólico y el Real. Siendo lo simbólico el instrumento gramatical y conversacional del registro imaginario.

Con estas dos traducciones del mundo se genera en la persona una doble estructura del lenguaje que funcionará como su propio sistema subjetivo de conocimiento y comunicación:

La estructura profunda, perteneciente al ámbito de lo sensorial  y la estructura superficial basada en la lógica lingüística y que intenta traducciones permanentes de la primera.

Por la misma razón, pero operando a la inversa, puede decirse que cualquier idea o pensamiento puede traducirse a referencias sensoriales.

Nuestro pensamiento se asienta en la codificación sensorial que hacemos del mundo. Nuestra vitalidad interior o aquello que nos emociona y en lo que ponemos el corazón.

En las situaciones de la vida en las que recibimos un impacto de alta intensidad emocional no solemos elaborar un discurso intelectual basado en la lógica formal, normalmente nos limitamos a suspirar, a gritar, o sencillamente, a enmudecer. El impacto sensorial  va primero, el razonamiento  es una operación posterior.

La explicación más significativa de nuestros estados emocionales se realiza en un registro lingüístico basado en la descripción sensorial. A veces vemos el futuro sombrío cuando se nos nubla el día. O intuimos que estamos destinados a hacer algo grande. O no vemos clara la información que se nos presenta, o nos suena mal, o nos sienta peor que un dolor de muelas. El color del cristal con el que miramos la vida es la referencia esencial en cuanto a la construcción de nuestros criterios y opiniones. Desde la perspectiva filogenética, el registro sensorial está instalado en nuestro sistema neurológico mucho antes que el lingüístico.

La descripción sensorial que hacemos de la realidad nos aporta una información de una calidad diferente a la naturaleza del razonamiento intelectual y nos conecta con nuestra inteligencia inconsciente, que es la que alberga la creatividad para buscar alternativas a lo que nos ocurre y para insistir en la búsqueda de lo que más nos emociona en la vida. Esa insistencia de nuestro principio del deseo es el estímulo esencial que orienta nuestro radar de atención hacia el mundo.

La adolescencia es un momento de especial intensidad en cuanto a lo que estamos hablando. En términos Junguianos, podemos decir que el adolescente se enfrenta al mundo en las mismas condiciones que el ser humano adulto afronta influencia mítica del arquetipo. Imagínenlo ante una potente situación emocional que experimenta por primera vez y para la que aún no existe palabras que puedan expresarla. Imaginen también que la persona intenta expresarla una y otra vez lo mejor que puede. La adolescencia es una época  de culminación de la pubertad en la que priva la dictadura hormonal, con notables cambios fisiológicos que le dejan sumido en una fuerte indolencia del crecimiento. El adolescente estrena nuevas formas corporales y está invadido de un fuerte torrente imaginario para el que aún no posee señales de balizamiento que sujeten y expliquen su experiencia en el mundo.

Desde el punto de vista comunicacional el joven se encuentra en una etapa de su vida muda y alucinada. James Hillman (1999) afirma que el ser humano experimenta su proceso vital atraido por los símbolos que dan sentido a lo que experimenta. Podemos compararlo a un eventual buceador que se sumerge de noche en las aguas del río y se siente observado por centenares de peces que le enfocan con sus ojos iluminados. La atracción de esas pequeñas y múltiples lucecitas se asemejan a la atracción de los arquetipos. Lo que siente la persona que escucha un relato activa el aliento vital más profundo de su pensamiento.

 

Conciencia interior y conciencia exterior

En el ritual de la Danza del Sol no sólo encontramos una referencia al solsticio de Verano o sol ascendente (mundo exterior-cultura).  Sino también una referencia a la creciente luz de la conciencia emergente (mundo interior-psique).

Existe una relación entre el sistema neurológico del individuo y el sistema ecológico y cultural circundante. “Un mito está vivo mientras representa el modelo relacional más funcional, la imagen más exacta, el tono más acorde de una época” (Bond, D.S.,1995)

Muchas veces el mito personal toma fuerza a partir del crepúsculo del mito colectivo.

Tolkien fue soldado en la Primera Gran Guerra. El horror que pasó le indujo a crear su universo mítico del Smarillion y su posterior obra del Señor de los Anillos. Todo cuanto está en el inconsciente quiere llegar a manifestarse.

Lo importante es nuestra capacidad para dar forma y significado a nuestro mito personal. Mito, cuyo primer impulso se manifiesta como en las situaciones en las que accedemos a la comprensión de algo. Entender una cosa aporta una sensación de vitalidad, la experimentación de que en tu vida todo encaja. La percepción del propio mito tiene relación con lo que Jung denominó “lo numinoso”: un fogonazo de intensa emoción que puede arrastrarnos, a no ser que lo mediaticemos con rituales. Ésta es, según Jung, la base de la experiencia espiritual, aunque no tiene por qué ser patrimonio exclusivo de las religiones.

Todo lo que estamos diciendo tiene relación con que el sistema de entrada del pensamiento, lo que codifica su sentido para nosotros mismos, es nuestra sensorialidad externa e interna. Lo que vemos, oímos y sentimos, desde el exterior y desde nuestro interior.

Los grandes mitos de la vida de las personas tienen relación con la sensorialidad. En muchos casos con la percepción de la luz.

Cuentan que Lutero estaba paseando por las colinas de los alrededores de su ciudad y de repente vio la imagen de un abeto con el cielo estrellado de fondo. Esta imagen le impactó poderosamente y a raíz de ello, decidió hacer explícito el Cisma con la Iglesia Católica que ya se venía gestando. El episodio fue tan significativo para Lutero  que se convirtió en el rito del Árbol de luces que las familias ponen en Navidad en sus casas.

Otro ejemplo de lo que estamos hablando se refiere a la génesis del símbolo de los soles gemelares que representan la diarquía del bien y del mal. El Sol en verano describe una parábola más alta y en invierno dibuja una parábola más baja. Con esta base la simbología clásica representa la idea de que en la antigüedad se pensara que había dos soles (Símbolo de los Soles Gemelares). Con el sol de invierno vienen los problemas climáticos hasta amenazar la supervivencia, la escasez de víveres, etc. Con el sol de verano vienen las cosechas del campo y la vida apacible. El símbolo de los soles gemelares representa la idea del Bien y del Mal como conceptos morales.

Un último ejemplo lo muestra la Biodanza que trabaja sobre cinco áreas fundamentales del desarrollo humano: emocional, intelectual, corporal, psicomotora y sexual. Ésta última se divide en dos: genital y sensual, que a su vez se la denomina la alegría de vivir y viene determinada por la satisfacción de los sentidos.

El lenguaje metafórico y sus símbolos basados en la descripción de lo sensorial intenta acceder a la estructura más profunda del individuo, allí donde éste busca con su propio sistema las mejores soluciones a sus problemas. Ningún mito es eterno pero el potencial que lo sustenta permanece.

 

“El símbolo universal es el único en el que la relación entre el símbolo y lo que representa no es coincidente sino intrínseca. Tiene su raíz en la experiencia de la afinidad que existe entre una emoción o un pensamiento, por una parte, y una experiencia sensorial, por la otra. Puede ser llamado universal porque es compartido por todos los hombres, en oposición no solamente al símbolo accidental, que es por su naturaleza completamente personal, sino también al convencional, limitado al grupo de personas que participan del mismo convenio. El símbolo universal tiene sus raíces en las propiedades de nuestro cuerpo, nuestros sentidos y nuestra mente, que son comunes a todos los hombres, y por consiguiente no se limita a personas o grupos determinados. El lenguaje del símbolo universal es, en verdad, la única lengua común que produjo la especie humana, lenguaje que olvidó antes de que lograra elaborar un lenguaje convencional universal.”

(Erich Fromm. (1980:  22)

El origen de los cuentos

Las diversas hipótesis sobre el origen de los cuentos aportan cierta luz sobre su propia esencia y funcionamiento pedagógico y terapéutico.

Marie Louise von Franz realiza un sugestivo análisis sobre el origen de los cuentos de hadas (1990/1993) que podemos generalizar a todo tipo de relatos en el ámbito en el que estamos hablando.

La primera hipótesis se refiere a que los cuentos son la expresión de los procesos psicológicos del inconsciente colectivo. Constituyen un sistema relativamente cerrado que expresa un sentido psicológico esencial traducido a una serie de imágenes y símbolos.

En segundo lugar se apunta a que los cuentos son retazos de creencias sepultadas hace tiempo por las culturas y religiones dominantes. Desde esta óptica, el paganismo y sus creencias sobreviven bajo la influencia de las religiones oficiales carentes de emoción y vitalidad, más preocupadas por el control social de la población que por su educación y desarrollo. Esta hipótesis apunta a la idea de que los cuentos integran un gran sistema clandestino de conocimiento que podría simbolizarse en un gran espejo, en el que cada relato representa una pequeña porción de cristal. Los hermanos Grim se dedicaron durante muchos años a intentar coleccionar todos los cuentos del mundo para recomponer ese gran espejo.

También se hipotetiza la posibilidad de que los cuentos son expresión de profundas verdades filosóficas y místicas sobre el mundo y sobre los dioses. Relatan cómo se iniciaron los pensamientos elementales de la humanidad. Son pensamientos innatos y comunes a todas las culturas: Pensamientos de los pueblos o arquetipos. El nacimiento de la belleza, del amor, de la guerra, de los fenómenos naturales, etc.

La cuarta hipótesis se refiere a que los cuentos se derivan de la experiencia onírica.

En síntesis, el cuento es un sistema relativamente cerrado, que expresa un sentido psicológico esencial y único, traducido en una serie de imágenes y sucesos simbólicos.

Para que este factor desconocido penetre en la conciencia, son necesarios una considerable multitud de intentos, cientos de cuentos y miles de versiones (comparables a las variaciones de un tema musical), sin que por ello el tema llegue a agotarse. Este factor desconocido es lo que Jung llama el Sí-mismo, la totalidad psíquica del individuo que, paradójicamente, es también el centro regulador del inconsciente colectivo. Cada individuo, cada pueblo, tiene su propia forma de experimentar esta realidad psíquica.

Podemos concluir que, a pesar de su carácter totalmente colectivo, los mitos están ligados estrecha y absolutamente al individuo. Toda abstracción que no tenga en cuenta al ser humano, con sus estructuras y necesidades psíquicas, conduce a un caos de significaciones arbitrarias y a un empobrecimiento. Y aquí nos hallamos ante una dificultad, toda nuestra formación académica tiende a despreciar el factor del sentimiento.

Desde la infancia se nos empuja constantemente a reprimir las reacciones emotivas personales y a educar el espíritu para que se convierta en “objetivo”. Muchos intelectuales descuidan los factores de emoción y sentimiento que van siempre ligados a una imagen arquetípica. Se pueden agrupar todos los grandes cuentos existentes en el mundo, pero lo que habremos reunido no tendrá absolutamente ningún significado si se ha dejado de lado la experiencia afectiva que ello tiene el individuo.

Intentamos dejar que el cuento se haga explícito, tomando como punto de partida no una teoría previamente establecida, sino la idea de que se trata de un misterio vivido por un ser humano que intenta comunicarlo lo mejor que puede.

Dicha comunicación tan profunda y dificultosa debe traducirse a lo que Erich Fromm llamó el lenguaje olvidado (Fromm, 1980).

 

Las múltiples realidades

La trama de un relato encierra una multiplicidad de subtramas que afectan al oyente en sus distintos niveles perceptivos y esto me recuerda un cuento…

Dos amigos se van de viaje, salen temprano y empiezan a caminar. Después de bastante tiempo se sienten fatigados, llegan a un río y en la ribera, se sientan a comer y descansar. Uno de ellos se duerme y abre la boca… al cabo del rato, sale de su boca abierta una mariposa.

La mariposa sale volando y va remontando el río. Se encuentra con otra mariposa y llegan a una curva del río en donde hay un animal grande y muerto, en estado de descomposición. En el interior de la osamenta hay un mundo de insectos y bichitos.

El hombre despierto en la orilla del río, sin saber porqué, lanza una piedra hacia las mariposas, se estrella en el agua y a la primera mariposa le cae una gota. La mariposa cae al suelo. No puede volar. Vuelve a intentarlo y puede remontar el vuelo y vuelve a la boca del hombre dormido. Antes de llegar, una hoja de árbol cae en la boca del compañero. La mariposa cae al chocar con la hoja, remonta el vuelo y vuelve a entrar en la boca; lo consigue.

El hombre dormido se despierta y le cuenta a su amigo que ha tenido un sueño muy extraño: Quiso salir de su pueblo y comenzó a volar, salió de su tierra y encontró a una pareja. Llegaron a una nueva tierra. Después se puso a llover mucho y en la tormenta se cargó de agua y no podía volar. Después de varios intentos vuelve a remontar el vuelo y decide regresar a casa. Cuando llega a su casa no puede abrir la puerta, la cerradura está tapada y no consigue introducir la llave. Por fin logra abrir insistiendo mucho y cuando entra en casa se despierta.

Las personas no afrontan directamente el mundo, sino que construyen representaciones de él como sistema de producción de sentido de lo que les rodea. Las posibilidades de construcción de estos mapas personales son infinitas. En cada relato coexisten múltiples realidades: La de los amigos viajeros, la de la mariposa, la del lanzador de la piedra, la del hombre volador… Y muchas más.

Sin embargo, lo más importante para el espectador de estas múltiples realidades es que despierta en él la capacidad de generar diversas ópticas de solución ante cualquier problema.

La gravedad que experimentamos acerca de muchos problemas en la vida suele coincidir con el número de veces que hemos intentado solucionarlo sin éxito. Según la escuela de comunicación y terapia estratégica (Fisch, Weakland y Segal, 1994). la base de gran parte de los conflictos psicológicos y de los desórdenes emocionales se basan en una deficiente estrategia de comunicación del ser humano consigo mismo. Muchas veces, la persona centra su atención sobre algo que ha observado que le ocurre últimamente, como por ejemplo, una ligera dificultad para conciliar el sueño. Si logra enfocar su inteligencia consciente y voluntaria sobre este episodio, que inicialmente es banal, puede construir un insomnio de considerables proporciones y pensar sobre una cadena interminable de sus eventuales causas.

Normalmente generamos el conocimiento que tenemos del mundo a partir de la generalización de experiencias concretas que tenemos en la vida (Bandler, R. y Grinder, J., 1994). De este modo, atribuimos un significado lingüístico a las cosas que nos ocurren. La estructura superficial del lenguaje es el lugar en el que se albergan las creencias y presuposiciones que tenemos sobre las cosas y muchas veces es el lugar en el que se perpetúan los problemas. Esto suele ser así porque cuando algo nos preocupa intentamos darle una explicación y con ello orientamos nuestra atención hacia el problema siguiéndole la pista y normalmente repitiendo nuevos episodios del mismo.

Siguiendo el análisis que Watzlawick realiza del condicionamiento operante de Pavlov, el caballo del experimento levanta la pata cuando ve encenderse la luz, porque ha aprendido que esa luz va unida a una descarga eléctrica que le transmite la plancha metálica que el experimentador ha instalado bajo su pezuña. Sin embargo, cada vez que evita el estímulo eléctrico, evita a la vez la posibilidad de averiguar si en esta ocasión había descarga eléctrica o no. Es decir, pierde una oportunidad de cambio.

Lo que estamos diciendo tiene relación con lo anterior, en el sentido de que cada tipo de pensamiento es más eficaz para según qué cosas. Muchos aprendizajes se consideran completamente consolidados cuando somos capaces de olvidarnos de que lo sabemos, es decir cuando pasan a ser gobernados por nuestra inteligencia involuntaria y su ejecución no nos exige una alta concentración sobre el asunto. Piénsese en la habilidad para ir en bicicleta o para conducir un coche. La orientación de nuestra atención sobre mecanismos de aprendizaje muy integrados pueden traernos malas consecuencias y hacernos retroceder en nuestro nivel de competencia sobre el asunto.

La obsesión por controlar nuestra vida y el mundo que nos rodea es precisamente lo que puede conducirnos a un desorden mayor sobre alguna o varias áreas de la existencia. Le propongo un sencillo ejercicio para iniciar cualquier proceso de entrenamiento del enfoque de la atención:

 

Conecta con tu respiración y orienta tu atención a tu interior…

En este momento la Tierra se mueve… y lo hace en distintos sentidos… Sobre sí misma. Alrededor del Sol y alterando su propio eje.

            En el mismo sentido, hay otras cosas que no puedes notar y que sin embargo ocurren: la actividad de los neurotransmisores, la incorporación del oxígeno a los tejidos, la regulación de la presencia del calcio en los huesos, la digestión…

            Si te basas sólo en la mirada y en lo que notas, parece que el que se mueve es el sol frente a nosotros.

            Los antiguos pensaban que había dos soles gemelos: el de invierno (portador de catástrofes, frío y mala vida) y el de verano (que traía el bien, la cosecha, el buen tiempo…). Creían que había dos soles porque en cada estación el sol describe un recorrido diferente.

            Hay algunos aprendizajes que están produciéndose en ti y que no notas… Lo que debes hacer es ayudarlos a instalarse en tu inteligencia, en tu mente, aún sin conocerlos.

            Sabes cómo mantener el equilibrio del cuerpo en estos momentos, pero no sabes cómo lo consigues, qué músculos mueves primero y cuáles después…

El cambio que necesitas hacer en este aspecto de tu vida es inevitable, simplemente hay que dejar que ocurra…

 

No notamos todo lo que ocurre y sin embargo, no por eso deja de suceder. No podemos ejercer el control sobre el funcionamiento de la realidad. En realidad es al contrario, podemos controlar muy pocas cosas.

 

Por último, un cuento cura cuando… :

·         Se orienta a fortalecer la solución que el oyente desea

·         Se dirige a mejorar la percepción que la persona tiene acerca de su problema

·         Aborda el estado personal que mantiene el problema y propone otros estados existenciales más útiles

·         Recrea escenarios en los que el conflicto no se produce

·         Induce al oyente a cambiar la perspectiva o el enfoque del problema

·         Modifica o enriquece la percepción del tiempo

·         Recuerda a la persona sus capacidades y puntos fuertes personales sepultados por el atolladero actual

Aborda las creencias o expectativas inconscientes que reproducen el problema


Referencias bibliográficas y documentales

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